viernes, 29 de enero de 2010
miércoles, 27 de enero de 2010
Sanfermineros y castellers
Iván Tubau en El Mundo.
SUENA EL TELÉFONO. Es el librepensador, no sé de dónde ha sacado mi número. Hablamos. Borro lo escrito. Intentaré resumir nuestra charla:
-Supongo que ya lo sabes: la Generalitat va a pedir al Estado que la Unesco declare los castells o torres humanas Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.
-Toma castaña. Sí, lo leí.
-¿No piensas comentar esa locura?
-Ya la comentó en el siglo dieciséis...
-Numeración arábiga, supongo.
-Sí, no me gusta la romana. Dijo Montesquieu: «Cuando los locos gobiernan ser cuerdo es una locura.» Comentaba los sanfermines. Desde el día 7 hasta el 14 TVE estuvo promocionando esa barbaridad: abría la programación con el encierro de los toros en Pamplona. Con lo cual pudo ofrecernos la muerte en directo de un mozo...
-Mozo, sí, hórrida palabra, pero no más que mosso. O mossa. En Cataluña las chicas ya han alcanzado la igualdad: pueden ingresar en la policía autonómica y maltratar a los detenidos o detenidas.
-No te disperses ni hagas demagogia, librepensador. Lo de Pamplona forma parte de la fiesta nacional española, por más que algunos de ellos digan que son vascos.
-La peor manera de ser español. Los catalanes arremetéis contra esas cosas porque son españolas, pero no me digas que el correbou de Cardona, tan catalán, con esas pobres bestias recorriendo alocadas las calles con la cornamenta en llamas empapada en petróleo y el gentío apaleándolas... Y los castells los coronan críos o crías, los enxanetes: han muerto varios y otros han quedado malheridos, por eso ahora llevan casco.
-No olvides que en la refinada patria del foie, en Nîmes, también hay corridas, y que los castells son una tradición antiquísima no violenta. Muestra que la unión hace la fuerza, es una ilustración del entre tots ho farem tot. Una torre humana es como...
-Como un haz, sí, un feix, las flechas unidas por el yugo de los Reyes Católicos, un fascio en italiano. ¿Lo quieres en versión moderna y progresista? Yes, we can. Vale, yo pienso en Nîmes y tú hojeas La cultura del catalanisme, 300 páginas del profesor Joan-Lluís Marfany, catalanista, donde verás que todas esas tradiciones presuntamente populares y antiquísimas son lavados de cerebro promovidos por pequeños burgueses nacionalistas decimonónicos. Reaccionarios de pedra picada sin excepción, por decirlo como Marfany.
-Touché. Por eso prefiero los lavados de cerebro de los guionistas de TV3: culebrones rurales como Ventdelplà o urbanos como Infidels. Ponen lo que el Gobierno quiere, como siempre, pero ahora el Gobierno es progresista y promocionan cosas como los matrimonios homosexuales o interraciales, por ejemplo. ¿Qué más quieres?
domingo, 24 de enero de 2010
La verdad sobre el catalán
La opinión de Albert Branchadell en El Periódico de Catalunya.
La reciente Enquesta sobre els Usos Lingüístics de la Població ha puesto de relieve dos circunstancias que no todo el mundo está igualmente dispuesto a aceptar. En primer lugar, Catalunya es una sociedad bilingüe en un marco de multilingüismo moderado. En segundo lugar, la lengua mayoritaria de Catalunya es el castellano.
En los últimos tiempos se ha puesto de moda apelar al multilingüismo de Catalunya, especialmente entre los más reacios a asumir previamente su carácter bilingüe. En Catalunya se hablan 300 lenguas es un eslogan que se ha hecho popular, pero que no describe bien la realidad lingüística existente. Según los datos de la encuesta citada, la mayor parte del pastel lingüístico se lo reparten solo dos lenguas. El 90% de los catalanes tiene el castellano, el catalán o ambas lenguas como lengua inicial (léase materna). Más del 92% tiene el castellano, el catalán o ambas lenguas como lengua propia. Y más del 93% tiene el castellano, el catalán o ambas lenguas como lengua habitual. De las otras 298 lenguas solo un puñado es visible en la encuesta, y entre ellas solo despunta el árabe, que es la lengua de 2 de cada 100 catalanes.
En este marco de bilingüismo consolidado y multilingüismo emergente, la otra cosa que ha puesto de relieve la encuesta es que el castellano es la lengua mayoritaria de Catalunya. Como lengua inicial le saca 23 puntos al catalán (55 a 32); como lengua propia, le saca 9 puntos (46 a 37), y como lengua habitual, 10 (46 a 36). De modo resumido, podríamos decir que el catalán mantiene sus efectivos en términos absolutos, pero ha perdido peso relativo, por la «agregación» (en términos del sociolingüista Albert Fabà) de castellanohablantes de origen suramericano al grupo de castellanohablantes autóctonos.
Por otra parte, cabe destacar cómo la diferencia de 23 puntos en la lengua inicial queda reducida a 9 o 10 en las otras dimensiones. Esto se debe al hecho de que una parte importante de personas de lengua inicial castellana considera que su lengua es el catalán (o el catalán y el castellano). Y, directamente conectado con esto, tenemos el hecho de que en Catalunya se habla más en catalán con los hijos que con los padres o los abuelos, justo al revés de lo que sucede en los procesos de extinción de lenguas.
Hasta aquí los datos. ¿Cuáles son las consecuencias políticas? Uno diría que los datos de la encuesta alejan la posibilidad de «hacer de la lengua catalana la lengua pública habitual, normal, común de nuestra sociedad» que evocaba en este mismo periódico Bernat Joan, secretario de Política Lingüística de la Generalitat. Pero las últimas declaraciones de Joan no van precisamente por ahí. En una entrevista reciente, para cambiar las «dinámicas existentes», Joan se mostró partidario de una nueva ley de política lingüística «más ambiciosa y más amplia», con el objetivo de «conseguir que el catalán sea cada vez más lengua habitual de los ciudadanos de este país». Apelando a la legislación como método para cambiar la realidad, Joan incurre en un afán muy español, cuya última manifestación es la ley de educación de Catalunya (LEC). Este afán consiste en creer que una ley puede llegar a suplantar la realidad. (Es por esto que las leyes salen luego tan largas; compárense los 205 artículos y 44 disposiciones varias de la ley de educación con los 49 artículos de la ley homónima de Finlandia).
Pero lo cierto es que Joan fue un poco más allá de la reforma legislativa y sostuvo que la independencia de Catalunya es «imprescindible» para que el catalán sea viable. Joan considera que la independencia es más «fácil» que la instauración de un modelo lingüístico igualitario en España. Pero aunque la independencia fuera cosa hecha, no es evidente que permitiera alcanzar el sueño de «hacer de la lengua catalana le lengua pública habitual, normal, común de nuestra sociedad». A Bernat Joan le irían muy bien unas vacaciones en Ucrania. Dieciocho años después de la independencia, ninguna medida legislativa, ni siquiera la oficialidad exclusiva del ucraniano, ha logrado hacer del ucraniano «la lengua pública habitual, normal, común» de la sociedad ucraniana.
Poniendo piadosamente la independencia entre paréntesis, lo que ahora mismo le conviene a Catalunya no es la nueva ley de política lingüística que postula Joan, sino una nueva política lingüística algo más enraizada en la realidad. O acaso unos nuevos políticos lingüísticos, que en lugar de fantasear con lenguas comunes tengan mayor capacidad política para hacer realidad los (razonables) objetivos lingüísticos del tripartito. La verdad es que si uno relee el documento programático Entesa Nacional pel Progrés no ve claro en qué hemos avanzado en los últimos tres años: ¿se ha desplegado el Estatut por lo que respecta a las políticas lingüísticas? ¿Se garantiza «que todo el mundo pueda ejercer su derecho a utilizar el catalán en toda situación»?
¿Tenemos una ley de lenguas española que incorpore las lenguas diferentes del castellano en los símbolos del Estado y reconozca su uso en las instituciones del Estado? ¿El catalán ya es una lengua europea «a todos los efectos»? ¿Hemos avanzado en el campo de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y en el sector audiovisual como elemento divulgador del catalán? En definitiva, ¿dónde están los «hechos, no palabras» que prometió José Montilla?
sábado, 23 de enero de 2010
lunes, 18 de enero de 2010
viernes, 15 de enero de 2010
miércoles, 13 de enero de 2010
Corre, Rocker. (y 28)
Con este "post" acaba la serie dedicada a recoger esbozos del libro que escribió, en su día, Sabino Méndez.
Nuestra juventud, ese ámbito excesivo, discurrió en la patria de la exageración. Se encontró en el día cero de una sociedad que cambiaba sus estructuras, en un mundo que emergía de una oscuridad intelectual devoradora, de un paisaje gris de las costumbres. Ese mundo fue la prehistoria del escenario en el que actualemnte vivimos. Sé que, a través de él, discurre la cadena de acontecimientos que ha construido el momento actual. Puede resultar útil para comprenderlo, pero nunca sabré si lo he recreado bien.
El hombre queda, pues, traicionado por todas las historias, por la propia memoria. No es grave, pero es inevitable. No me escuchen a mí, escuchen a la palabra que siempre es delatora. Considerénse saludados. No fastidien. No me molesten.
martes, 12 de enero de 2010
Corre, Rocker. (27)
Lo que me hace reaccionar es una especie de cólera pura, más contra la apresurada voluntad de incomprensión que contra la mezquindad. Mi paciencia se ha acabado. Los más obtusos creadores de lazaretos creen que la negativa de algunos a la manipulación se debe a una incapacidad de practicarla y no a una elección libre de su temperamento. Ese panorama de confusión ha provocado que conceptos positivos como "ingenuidad" e "inocencia" se hayan connotado con significados que transmiten casi imbecilidad. Al mismo desgraciado fin se está empujando a palabras tan imprescindibles como "nobleza" e "idealismo".
Yo (pausa solemne), soy el rey de las palabras. Este manuscrito así lo indica. Bienvenidos a mi reino. No es ncesario que fuera de este ámbito imaginario se reconozcan mis derechos a la corona. Como todo texto, está escrito por un obseso, por un pequeño loco, pero (has de reconocerlo, lector) si se quiere seguir adelante no queda más remedio que aceptar ese vasallaje cómplice. Luego, como en casi todos los casos, si el boca a boca aprueba mi manera de imaginar el mundo que he habitado, me convertiré en tu esclavo. Voy a hacer una recreación del trueno y no pienso repetirla. Se acabaron las buenas maneras.
De lo que sucedió a continuación pueden dar fe las hemerotecas. Aprovechando mi columna de ABC, publico un artículo en el que anuncio mi marcha del grupo, el fin de una época, y señalo todo lo que me disgusta del entorno, del negocio de la música y de mi propio grupo. Completo mi posición con varias entrevistas en diversos medios de prensa que desbordan la soberbia y orgullo a partes iguales. La atención que los medios especializados nacionales muestran por la polémica señala la madurez y (¿por qué no?) la integración del universo de cultura pop que heredamos de nuestros mayores. La euforia de hallarme en plena posesión de mi salud y facultades añadió potencia a la iniciativa discrepante. El disco de despedida, que recogía versiones en directo de muchas de mis canciones de la época anterior, se disparó hacia cifras de ventas que nunca más se repitirían en la trayectoria del grupo. Ese golpe de suerte me permitió afrontar, con la tranquilidad del colchón económico de los derechos de autor, el futuro estimulante pero incierto que me esperaba.
lunes, 11 de enero de 2010
Corre, Rocker. (26)
Con esos ases en la manga, me atrevo a intentar explicar cómo venció mi rebelión contra la esclavitud de las células. Mi propio paganismo me ayudó contra la adicción. En mi casa, desde que crecimos, recibimos una educación tolerante y comprensiva. Un vicio no era un secreto, ni un enemigo, ni una enfermedad execrable. Era simplemente una elección en la que mandaba la debilidad humana. Por tanto, no hube de luchar contra la vergüenza, contra los remordimientos o contra la mala conciencia. Tuve las manos libres para ocuparme de resolver lo verdaderamente importante. A los sumo, hube de cargar con mi vanidad herida, que al final resultó no ser tan fuerte como pensaba. De una manera paradójica, su educación ética les devolvió con naturalidad el hijo a aquellos padres. Resulta que a veces las cosas compensan.
domingo, 10 de enero de 2010
Corre, Rocker. (25)
En el verano de 1988, dando uno de mis habituales paseos por Calafell, vi a Carlos Barral sentado en el pretil de la ancha avenida costera del pueblo. Era un anciano sin edad de anciano y me sorpendió su aspecto desmejorado. Se rumoreaba que estaba muy enfermo, pero cabía desconfiar pues de aquella pintoresca figura literaria vestida de lobo de mar se habían contado en el pueblo muchos chismorreos exagerados. Verlo más envejecido que en cualquiera de mis recuerdos me impresionó. La sensación de tiempo que se escapaba (algo frecuente en mi ánimo por aquellos días) me hizo imaginar que me atrevía a hablarle. Yo buceaba en las colecciones de tapa marrón de El Bardo, y por esos días había recibido una oferta de colaboración semanal en el diario ABC. Sentía la soberbia del escritor y aparecían entonces textos que no tenían un sencillo encaje como letras de canciones. Me senté a un metro de él, bebiendo del mismo rayo de sol. Encendí un cigarrillo. Tenía fama de ser persona de asequible abordaje. Miré negligentemente a las fachadas de las casas de pescadores que se hallaban frente a nosotros. Soy un cobarde. No me atreví a hablarle.
sábado, 9 de enero de 2010
Corre, Rocker. (24)
Prácticamente, en mi generación, casi todos empezamos entrando en el mundo de las jeringuillas por esnobismo, por una prueba infantil de audacia. No es fácil convertirse en adicto: requiere tiempo y persistencia. Pero la sedación, el olvido del tiempo objetivo, la desdramatización de todas las angustias que conseguía la heroína, nos descubrieron un mundo de alivio rápido y concreto.
Intentar mantener ese alivio es como escupir contra el viento. el precio a pagar por esa congelación de las angustias, por esa implosión del tiempo subjetivo, es, indudablemente, la degeneración de las visceras y la propia vida. Tarde o temprano todos intentamos escaparnos sin pasar por caja, aunque para ello tengamos que renunciar al alivio que más deseamos. escribo, pues, desde la prevención, nunca desde el arrepentimiento. Será así mientras las congregaciones de humanos prefieran invertir en prohibición ignorante antes que en estudios descriptivos e información valorativa.
Si existiera la manera de mantener ese alivio sin sufrir la ruina física y económica podéis estar seguros de que pasaría todo mi trayecto en este valle de lágrimas en un "pico" perfecto. Pero desengañad a vuestro fantasma de la guarda, queridos yonquis; esa posibilidad, tal como yo lo veo, nunca existirá.
viernes, 8 de enero de 2010
Corre, Rocker. (23)
Resulta, después de todo, que la esencia de la vida y el conocimiento intelectual no es otra cosa que la belleza de las causas perdidas, de los viajes que nunca llegan a conquistar su punto de destino. Ese se nos aparece como el componente principal del extraño viaje humano, el cual, al poco de empezar desde el momento en que nos espera un destino geográfico y no un estado es la burda maniobra de distracción con la que hemos pretendido en Occidente eludir la desapacible idea de la putrefacción.
El consuelo que nos ofrece la vida es el de su propio discurrir. Es lo bastante apasionante a condición de hallarnos dispuestos a enamorarnos del milagro de la percepción, comprensión y análisis. De esa manera las mañanas son siempre nuevas y sorprendentes; vivimos en un país con la perpetua bendición del sol, y eso ayuda. Bajo estas luces, la tosquedad del ser humano brilla resplandeciente: con sus incapacidades, su idea exagerada de sí mismo y sus ambiciones sobrehumanas, es difícil que pueda valorar el lado luminoso de todo el conjunto de sus pequeñas groserías. Es una pena, pero así debe ser o, más bien, no queda más remedio que así sea. Abandonamos, pues, el lecho de buena mañana con una ilusionada curiosidad por ver qué nuevas desgracias nos traerá el día.
jueves, 7 de enero de 2010
Corre, Rocker. (22)
Todo ese trayecto se había realizado entre 1977 y 1988. Presenciamos la transición política, el supuesto fin de la modernidad y el primer gobierno socialista estable en la historia de nuestro país. Vimos desaparecer la censura política e imponerse la autocensura económica. En ese trayecto nos habíamos acostumbrado a ignorar las diferencias entre capricho y primeras necesidades. Todo eso se traducía en cierto hastío, en una pérdida de impulso y creatividad. No éramos los únicos afectados. En mi última visita a londres había comprobado cómo los primeros puestos de las listas musicales comenzaban a estar copados por reediciones de viejas canciones de otras épocas. El tirón creativo de principios de los ochenta se había agotado. En el desierto, todo el mundo plantaba ahora su tienda para intentar venderte mercancías. Nadie invitaba ya a explotar rutas inciertas.
Corre, Rocker. (21)
Diego Manrique era un tipo perceptivo y cachazudo. Se fijó en un verso de la canción "Siempre libre" en el que yo mismo me autocalificaba de "anarquista de salón". Me preguntó si no era una muestra de cinismo. Aquel día no encontré las palabras, pero una especie de piececita oculta percutió en el mecanismo de la reflexión. En realidad no se trataba de cinismo, sino de la retransmisión en directo de mi propia perplejidad. Uno pretende escribir declaraciones nihilistas e inevitablemente le surge un paisaje más complejo. Si algo me hace concebir esperanzas sobre poseer el talento multicolor del verdadero artista, son esos tropiezos a la hora de escribir panfletos. Tal incapacidad me cierra las puertas de una posible carrera como artista político, esa entusiasta y lucrativa versión intelectual del funcionario paniaguado. Bien mirado, es una pena. La vida sería tranquila y yo tocaría cada año en el mismo espacio público siempre que los míos ganaran las elecciones. No tendría que esforzarme demasiado. No hay nadie que haya nacido con más vocación de corrupto que yo. Lástima de inevitable temperamento.
miércoles, 6 de enero de 2010
Corre, Rocker. (20)
Solo deciros que he aprendido a no pretender prescindir del llanto posparto que me acompañará el resto de mi vida. El pequeño sufrimiento cotidiano me hace fuerte. La lucha contra una propia obra (ese inmenso juguete) da sentido a toda una vida. El problema, el verdadero problema, el inmenso problema de las drogas en nuestro siglo de pretensiones humanas exageradas y decepcionantes es, sencillamente, que están demasiado ricas.
martes, 5 de enero de 2010
Corre, Rocker. (19)
Detecto jirones de niebla al fondo del desfiladero de la memoria. Debe ser a causa de las emanaciones de opio que se levantan desde la Plaza Real. Piedras húmedas, antiquísimas, horadadas por callejones. En invierno, el reflejo del cielo gris uniforma orines y humedad, y las manchas en las piedras relucen, se ennoblecen. Entras, entonces, en el Glaciar o el Sidecar y te acoge un calor confortable de novela burguesa, de bohemios en paro. En primavera llega hasta allí el verde de las palmeras y el delicioso eco de la putrefacción del puerto. En septiembre, la lluvia convierte las baldosas del suelo en espejos oscuros, y en el reflejo de las farolas de hierro el muecín hace una llamada a la oración que solo puede oírse en el mundo sin aire de cerebro. Innecesario decir que me gustan mucho los barrios viejos.
lunes, 4 de enero de 2010
Corre, Rocker. (18)
Si presenciamos un crimen y luego decimos que ayer alguien mató a alguien en un descampado, decimos la verdad, pero también mentimos implícitamente. Porque ayer, en aquel mismo campo, donde alguien disparaba contra otro, florecía la primavera y ciento ochenta y tres centímetros más abajo una rata de campo se comía una bonita larva joven. Y eso no es todo. Una vieja artemisa que ya había cumplido su ciclo quebraba su último tallo definitivamente, y sobre ella se abría el epitelio de una flor de otra especie, mientras el viento agitaba a ambas con fuerza. A la vez, a tres, veinte, doscientos mil kilómteros en círculo y en todas direcciones se desarrollan procesos, acciones, se dan casualidades, se hacen gestos y suceden accidentes. Aquí, un poco más allá y en el otro extremo del mundo.
Para intentar archivar ordenadamente dentro de nuestro pequeño y estúpido cerebro esa idea ciclópea y formidable, para no sucumbir al miedo de nuestra propia gratuidad frente a la exuberancia, nos vemos obligados a hacer ciertas selecciones y coger los hechos de uno en uno, por más que eso resulte engañoso. De ese espejismo extraemos ciertas ciencias y con ese equipaje nos lanzamos por la vida. Y, sin embargo, al final, el hecho más importante en nuestra escala de valores es que ayer sucedió un crimen. Eso debería decir algo en favor del ser humano.
Para intentar archivar ordenadamente dentro de nuestro pequeño y estúpido cerebro esa idea ciclópea y formidable, para no sucumbir al miedo de nuestra propia gratuidad frente a la exuberancia, nos vemos obligados a hacer ciertas selecciones y coger los hechos de uno en uno, por más que eso resulte engañoso. De ese espejismo extraemos ciertas ciencias y con ese equipaje nos lanzamos por la vida. Y, sin embargo, al final, el hecho más importante en nuestra escala de valores es que ayer sucedió un crimen. Eso debería decir algo en favor del ser humano.
domingo, 3 de enero de 2010
Corre, Rocker. (17)
Durante diez años, fue toda una seria prueba para mi asertividad emplear mis energías de comprensión en separar el grano de la paja en ese cúmulo de ingenuidades y valoraciones a la gruesa. Me alegro de haberlo hecho. Me obligó a precaverme de los fanatismos. Me premió con momentos de calidez humana, de vulnerabilidades compartidas con gente opuesta ideológicamente. Me hizo más comprensivo. Tras diez años, consideré que necesitaba esas fuerzas de comprensión al completo para intentar desentrañar interrogaciones más complejas que afectaban a la existencia, a la identidad, a la vida y a cosas más importantes.
sábado, 2 de enero de 2010
Corre, Rocker. (16)
Por ejemplo, yo aspiraba a ser un escritor bilingüe, cosa que me parecía fascinante. Así que le pedí ayuda a una compañera de instituto para corregir mis faltas en catalán. Lo hizo con gran sentido de la pedagogía y de la amabilidad.
Iba yo un día paseando con mis pantalones de cuero negro y me la encontré en el parque de la Ciudadela. Le comenté que me dirigía a un concierto de los Ramones y me contestó irónicamente: "Ah, ¿y por eso te has vestido así?". Le contesté que no necesariamente. Me los ponía cuando me apetecía. Lo que me callé, por pura cortesía, fue que me había parecido la actitud más patrenalista y farisea que pudiera imaginar. Suponerse capacitado para connotar las maneras de vestir de los demás como correctas o incorrectas nos pone a un paso del estado policía o de los burgueses bienpensantes de Flaubert. Lo que también me callé fue que, puestos a juzgar vestimentas, la suya le ponía a un paso de una Heidi decididamente volcada hacia lo cursi. Pero era rubia, tenía unos ojos azules preciosos y preferí dejarla que se alejara levitando por su sendero excursionista de connotaciones patrias.
En rigor, he de reconocer que ella era una persona encantadora y uno siempre encuentra decepcionante que le desinflen las posibilidades de ligar, pero la anécdota sirve perfectamente como metáfora de la incomunicación existente en aquellos años entre la catalanidad "pertinente" y la realidad mestiza ignorada que ofrecía la calle barcelonesa. El desprecio era altivo y mutuo, sin atender, cualquiera de las mitades, a que era una negación de la realidad el prtender ignorar a la otra parte. El hecho incontrovertible para mí es que, a pesar de expresarme principalmente en castellano, inevitablemente comprendo mejor a mi primo Pep de la comarca d´Osona y a Federico Fellini que a un campesino argentino o a un policía mexicano. Por tanto, mi catalanidad, expresada en castellano, es incontestable.
viernes, 1 de enero de 2010
Corre, Rocker. (15)
Esa intensidad punk rara vez cuajó en los adolescentes que estaban implicados ideológicamente en cualquier proyecto catalán de reivindicación nacionalista. Aparte de panotxa, cuyos grupos Basura y Ultratruita estuvieron muy lejos de cuajar, era difícil encontrar punks catalanohablantes. Algún miembro de Distrito V y poco más. En cierto modo era lógico. El proyecto nacionalista pedía la sustitución de un orden por otro que al usuario le resultaba más afín a sus sentimientos. Frente a eso, nuestra apuesta era por el desorden artístico. La sociedad sensata y conservadora que soñaron los vencedores de las primeras elecciones autonómicas no contemplaba esas sutilezas. Esa sociedad quería pronunciar "diversidad" y sus órganos de fonación terminaban articulando "divergencia". Su idea de la integración era repartir cuotas, crear una bolsa de conjuntos disjuntos, cada uno a cargo de sus respectivos dfensores del purismo. Se encaminaba hacia un irrealizable proyecto nacional basado en el patriotismo campesino, ignorando las cifras del reparto demográfico. En los habitantes urbanos, lo de campesino se quedaba en excursionista, y punto.
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