martes, 29 de diciembre de 2009
Corre, Rocker. (12)
Pero de nuevo hubo suerte y un vacío de poder en forma de crisis del partido mayoritario tuvo a los políticos distraídos por un tiempo. En esos casos, suele respirarse mejor en temas de intención expresiva. A continuación, una aplastante victoria socialista en las elecciones de 1982 vino a alargar sobremanera el recreo. Evidentemente, los nuevos inquilinos de la estilográfica que firma decretos tenían primero que organizarse. Ocupados en prepararnos la ingestión de unos cuantos sapos (ingreso en la OTAN, recorte de las pensiones...) no para hacernos tragar el renacuajo de desmantelar una programación que escuchaban cuatro o cinco mil adolescentes chalados. De todas esas casualidades nació para nosotros un lustro impagable, un tiempo muerto en el partido de la ruindad que, tarde o temprano, todos sabíamos que acabaría con el marcador habitual en el caso del género humano.
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