miércoles, 28 de noviembre de 2012
Contra las patrias (2)
Tras mi experiencia como profesor en el País Vasco, he quedado convencido de que nuestros males presentes -por no hablar de los futuros- provienen de la educación perversa que a tantos y tantos futuros ciudadanos vascos se les ha dado desde la primera enseñanza hasta el final de los estudios universitarios. La saña de los jóvenes vándalos urbanos que hoy apalean a viandantes desafectos, queman autobuses y destrozan cabinas telefónicas en el País vasco no es genética, ni fruto de la opresión que ven a su alrededor (han nacido y crecido en la autonomía más libre de Europa) ni consecuencia del paro, la marginación o la droga sino estrictamente ideológica: les ha sido inculacda por las personas que debieron educarles, muchas de las cuales ahora se escandalizan de sus desmanes.
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