miércoles, 2 de septiembre de 2009

El técnico normalizador


Jesús Royo en La Voz Digital




En esta comedia de la Normalización Lingüística (NL), juntamente con el profesor de catalán hay otra figura estelar: el técnico normalizador (TN). Si la figura del profesor es dramática, la del TN resulta francamente patética.

El TN es el nacionalsociolingüista por excelencia. Vive firmemente convencido de que bajo su acción se esparce el principio luminoso de la catalanidad, y todo el tejido social queda impregnado benéficamente de él. Comienza el día empuñando el maletín lleno de prospectos, trípticos y datos estadísticos, donde se cantan las excelencias de la NL. Con paso firme y decidido se va a hacer la visita del día, venga. Hoy quizá toca alguna industria, un comercio o alguna entidad cultural o deportiva. El objetivo no puede ser más loable: normalizar la entidad, hacer que abandone el castellano y se pase al catalán. ¡Santa y noble misión! ¡Admirable tenacidad, meritoria insistencia, la del TN!

¿Cómo se debe vender la NL? ¿Qué argumentos se deben utilizar, qué estira-y-aflojas se deben producir, con qué resistencias se deben encontrar? Me imagino el hilo conductor de la argumentación: “el castellano es el pasado, la rutina, la prehistoria; el catalán es la innovación, el prestigio, el futuro”. Si el empresario resulta escéptico en el terreno de los principios, el TN pisa el acelerador: “el cambio de lengua se asociará a una imagen nueva más dinámica y solvente. Sin duda –las estadísticas lo demuestran– eso incrementará las ventas”. Y finalmente está el apoyo decidido del Govern de la Generalitat, en forma de programas informáticos gratuitos, renovación gratuita de carteles e impresos, subvenciones, líneas preferentes de crédito, exenciones de tributos y rebajas varias. Y para rematar la jugada, si es preciso, siempre se puede ofrecer una condecoración acreditada: por ejemplo, una Creu de Sant Jordi. Definitivo.

Delante de argumentos tan convincentes, el empresario que no se normaliza bien puede ser catalogado como 'empresario recalcitrante' en la base de datos correspondiente. Podría, llegado el caso, ser objeto de otra clase de presiones, en forma de adhesivos y pintadas alusivas a su fervor nacional más bien escaso.
Pero eso es excepcional. Normalmente, todas las empresas se suman con entusiasmo a la causa. “He visto la luz”, declara el empresario normalizado, mientras se le pone cara de budista devorador de zanahorias, radiante de felicidad y de reencuentro consigo mismo. El TN vuelve al Consorcio con la mirada serena, el mentón decidido y la sonrisa en los labios por la satisfacción del trabajo hecho. Hemos cubierto otro objetivo, hemos dado un paso al frente. En la lista de empresas ya tenemos otra con la C de catalanizada. Éxito.

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